sábado, 24 de noviembre de 2018

Gisela Pulido, como pez en el agua

                                                                                                                               24/11/2018






Ganó su primer Mundial con sólo diez años, una hazaña sin igual. A la espera de poder participar en los Juegos Olímpicos de París de 2024, explora sus límites cabalgando las olas más peligrosas del planeta
"En Fiji arriesgué más de la cuenta. Tuve que desenredarme bajo el agua"
Entrena con el apneísta español Miguel Lozano para minimizar riesgos en caso de accidente
«Cuando estás delante de una ola gigante piensas... 'Por fin. Eso que tanto deseabas está pasando'. Pero luego estás tan concentrada en correr más rápido que ella, en no caerte, que te dices: 'Por favor, que mis piernas aguanten. No me quiero caer aquí en medio'. No te da tiempo a disfrutar. Eso viene después. En la arena. Cuando estás ya en tierra».
Hubo un momento en que a Gisela Pulido (Premià de Mar, 1994) no le bastó con ganar. Niña prodigio, llevaba haciéndolo desde los 10 años, cuando se convirtió enla campeona del mundo de kitesurf más joven de siempre. Hasta 10 títulos mundiales amontonó con la cometa y la tabla como sustentos vitales. Los Juegos Olímpicos de París de 2024 quedan lejos. Allí podría intentar aprovechar el estreno del kite subida a una tabla de hydrofoil, ese pequeño avión que se despega del agua a toda velocidad.
«Pero esto ahora va de mi estilo de vida. Y voy en busca de las olas gigantes». En el pueblo pesquero de Nazaré (Portugal), donde el paraíso muta en infierno, sobre ese cañón submarino de 5.000 metros de profundidad y 230 kilómetros de longitud donde nacen olas de más de 20 metros. En la isla de Maui de Hawái. Allí aguardan las monstruosas Jaws (Mandíbulas). En el Pacífico Sur, en Tavarua, un islote en forma de corazón en Fiji -bendita ironía- donde brota una de las olas más codiciadas y peligrosas, la Cloudbreak (Rompenubes), con un arrecife poco profundo que advierte a la piel. O la acuchilla, tal y como ha sucedido tantas veces cuando estalla la ola Teahupoo de Tahití, con el coral a sólo dos metros de profundidad cuando se derrumba el monstruo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario